Tribunales

29 acusados admiten su participación en una red que metía droga a Canarias en guaguas

El juicio continúa el martes contra el presunto vendedor de un alijo de dos kilos de cocaína y 56 de hachís que negó su implicación en la banda criminal

Los acusados, de espaldas, en el juicio celebrado este jueves en la Audiencia Provincial.

Los acusados, de espaldas, en el juicio celebrado este jueves en la Audiencia Provincial. / B. M.

Benyara Machinea

Benyara Machinea

29 personas han reconocido este jueves en un multitudinario juicio que participaron en una red criminal que se dedicaba a introducir cocaína y hachís desde África, Colombia y la Península Ibérica a Canarias oculta en guaguas de transporte de pasajeros y en jaulas para gallos de pelea. Mientras tanto, el presunto líder de la banda se encuentra en busca y captura y el acusado de vender un alijo de dos kilos de cocaína y 56 de hachís durante un viaje turístico a Tenerife negó su participación y solicitó la nulidad de las conversaciones telefónicas que figuran en la causa.

El juicio continuará el martes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas contra el único encausado localizado que defiende su inocencia. El fiscal Antonio Amor anunciará al final de la vista oral su modificación de la pena solicitada en base a la conformidad alcanzada con las defensas de los 29 autores confesos. En su escrito de acusación pide condenas de entre cuatro y 16 años de prisión, con multas millonarias que van desde los cuatro hasta los diez millones de euros por presuntos delitos contra la salud pública.

La acusación se basa en las investigaciones de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco), que tuvo conocimiento de que desde el año 2016 Juan Carlos C. H. -que no pudo ser localizado- supuestamente lideraba un grupo organizado que se dedicaba a la distribución de cocaína, con personas de su confianza en las Islas para la recogida del dinero procedente del narcotráfico como Leonardo S. B. y Juan Luis S. H. Ambos tenían en su poder 469.250 euros en efectivo procedente de las actividades ilícitas cuando los agentes registraron la habitación de un hotel de Maspalomas en el que se hospedaban. Hildefonso P. G. y José Luis J. V., a su vez, tenían funciones de control de las operaciones de entrada de droga y adoptaban medidas de seguridad.

Tenían una compañía de transporte de pasajeros que utilizaban para trasladar la droga

Víctor Manuel O. R., miembro de la banda, contactó a principios de 2017 con la organización de transportistas canarios liderada por Yeray F. A. y Efraín L. B. a través de Francisco Alejandro M. B., que era el encargado de reclutar al personal y dirigía los transportes y desembarcos de estupefacientes. La organización contaba para este fin con una empresa de transporte de pasajeros, en su mayoría turistas, denominada Meloneras Bus, que más adelante fue vendida y relanzada como Hiroshi Bus. Manuel S. M. transportaba cocaína en las guaguas de la compañía y las cocheras del Polígono de Arinaga, en Agüimes, se convirtieron en el centro neurálgico logístico de la red de narcotráfico.

Preparativos para los viajes

Gustavo Alexis R. S. realizaba preparativos desde la Península Ibérica y contrataba los vehículos, Víctor Javier N. N. y José Alexis G. A. se encargaban de los viajes y de alijar el medio de transporte, Aníbal D. A. almacenaba la droga y participaba en la venta de hachís junto a Juan José D. C. Por su parte, Aridane S. C., subordinado de Efraín, realizaba preparativos, participaba en reuniones y vendía hachís con su pareja Meteimba O. M.

Jose María A. V., Esteban R. C., Vanesa C. C., Jennifer Dolores A. S., Juan José D. C. y Samuel G. C. se ocuparon del transporte y vigilancia del desembarco de un alijo, mientras que Ubay A. A., José Daniel R. M., Francisco Javier L. N. tuvieron una participación puntual en el transporte de cocaína y, según el fiscal, también Bienvenido S. A., que defiende que es inocente. Además, Abdessamad E. H., Salek D. y Mimoun E. H. participaron en un transporte de hachís y Efraín B. en una venta de cocaína. Laura R. B., pareja de Francisco Alejandro, ayudó a su pareja con las comunicaciones y realizó tareas de vigilancia en las reuniones.