Operación antidroga en Las Palmas de Gran Canaria: tres detenidos y dos registros en domicilios en un macrodispositivo en Zárate

Tarde del miércoles, 8 de mayo, en Las Palmas de Gran Canaria. La Policía Nacional despliega un gran operativo antidroga en la capital, concentrado en el barrio de Zárate y que se saldó con tres arrestados, donde tienen conocimiento de que en los últimos tiempos se almacena (y puede que se venda) droga en varios domicilios.

La tensión entre los vecinos y allegados de los implicados a los que iba dirigido el dispositivo, a medida que la intervención avanza, es tal que los agentes se ven obligados a solicitar refuerzos a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y a la Unidad de Intervención Policial (UIP). Tanto, que hasta llegan a intentar cortar el tráfico haciendo una sentada en la calzada para evitar que los agentes avancen al grito de «¿y ahora qué?».

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La intervención, que comenzó por la tarde, se alargó horas debido a la actitud desafiante con la que recibieron algunos moradores del barrio a los agentes para impedir que desarrollasen su trabajo. Pese al reto, los policías lograron abrirse paso y llegar hasta los dos domicilios en los que tenían constancia que guardaban droga.

Guarderías

En las dos viviendas objeto de la investigación, la Policía halló grandes cantidades de cocaína, hachís y heroína, han confirmado fuentes policiales a LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas. La cifra exacta todavía se desconoce, puesto que la operación continúa abierta.

Además, detuvieron a tres personas que estarían implicadas en el presunto tráfico de drogas. Lo que se desconoce por ahora, y la investigación deberá esclarecer, es si las casas las usaban como punto de venta de las tres sustancias estupefacientes o eran 'guarderías' de la droga, es decir, se empleaban como caletas o almacenes.

También incautaron bastante cantidad de dinero en efectivo.

Al tiempo que se efectuaban los registros, los policías solicitaron que interviniesen también la UIP y UPR para contener la escalada de agresividad que surgió en el barrio entre, supuestamente, allegados de los arrestados. Se desplazaron al menos hasta cuatro furgones de estas unidades que se vieron obligados a desalojar a una mujer (con la ayuda de sus familiares) que se había sentado en la vía pública para evitar el avance de los policías.